domingo, 27 de abril de 2014
Parece un poco tonta la pregunta pero: ¿en qué año estamos? La primera respuesta que se te viene a la cabeza es 2014 y con razón. Según el popular calendario gregoriano estamos en el año 2014. Pero el calendario gregoriano no es más que una manera de las tantas que se le ocurrieron a la humanidad para contar los años de este mundo, ¿por qué no recordar otros calendarios?
Que todo el mundo se rija por un calendario que determina sus años a base de un hecho en la historia es algo que representa el poder y la importancia de este hecho. Muchos quisieron modificar la manera en la que contamos los años, poniendo el hecho que ellos consideraban importante como quiebre en la historia. Los revolucionarios franceses querían contar los años desde 1792. 1792 es el año I de la República, según este calendario que estuvo en uso durante catorce años en Francia.
El calendario republicano francés quería eliminar la referencia religiosa a Cristo y a la vez adaptar nuestra forma de contar el tiempo al sistema decimal. En este calendario los años empiezan en el equinoccio de otoño; 22 de septiembre en territorio francés, 21 de marzo en el hemisferio sur. No hay fecha exacta para el cambio de estación o de mes porque se basa en el inicio astronómico de los estaciones, que puede variar entre uno o dos días. Divide el año en 12 meses de 30 días. Los nombres de los meses también fueron modificados, tomando referencias de la naturaleza y la agricultura como Frimaire (frimas es “escarcha” en francés), Pluviôse (inspirándose en el latín, referencia a las lluvias), Floréal (también latín, referencias a las flores de la primavera) o Thermidor (en este caso de thermos, “calor” en griego).
Para eliminar completamente la influencia cristiana se le dio un nombre a cada a día, no de un santo obviamente, sino de plantas, minerales o herramientas. El día 8 de Frimaire es “miel”, el 30 “pala”. El 12 de Pluviôse es “brócoli” y el 5 de Floréal “ruiseñor”.
Te podés imaginar que toda este reemplazo a las referencias religiosas le molestó a la Iglesia. Este fue uno de los motivos de la modificación del calendario, y la no coincidencia con el ciclo lunar no ayudó. Napoleón terminó aboliendo su uso el primero de enero del 1806 gregoriano, aprovechando para eliminar signos republicanos de su imperio y hacer las paces con el Vaticano. Si hoy seguiría vigente, el 2013 sería denominado 221.
En la actualidad hay distintas culturas que utilizan distintos calendarios. El calendario japonés sigue vigente parcialmente. Si bien el país se adaptó al gregoriano (una cuestión práctica en este mundo globalizado) sigue utilizando las eras para indicar los años. Hay tres maneras de contar los años: la era común; la era japonesa, que se cuenta desde el primer año del reinado del emperador; y la era imperial, en la cual se cuenta a partir de la fundación del Imperio de Japón en el 660 a.C.
Cada mes tiene su significado especial. Enero es el mes de la amistad, abril el del conejo, julio el de las letras y noviembre el de la escarcha.
En Irán y Afganistán se utiliza el calendario persa, donde el año comienza en el equinoccio de primavera. El 2013 correspondería el 1392 en el calendario persa, que tiene la particularidad de ser más preciso que el gregoriano. En este último hay un error de un día cada 3320 años. Este mismo error se da cada 3,5 millones de años en el calendario persa.
El calendario bahaí, influenciado por una religión relativamente nueva nacida en el siglo XIX, los años son agrupados en ciclos de 19, que también son nombrados: “Eternindad”, “Generosidad”, “Amor”.
Las tres culturas más importante de la América precolombina también contaban con sus calendarios. El calendario inca en base a la observación de luna dividía el año en 12 meses de 30 días, pero las semanas eran de diez días. El calendario maya es algo más complicado ya que es ciclico y se repite cada 52 años mayas. Estudios indican que se empezó a contar desde el 3114 a.C. El que más atención mediática recibió fue el mal llamado calendario azteca, que si bien fue desarrollado en esta civilización correctamente se lo debe llamar Pieda del Sol.
El primer calendario fue el calendario egipcio, aproximadamente tres mil años “antes de Cristo”. División en 12 meses y 30 días y se completaba el ciclo solar con cinco días al final del cada año dedicados a los dioses de esta rica civilización.
Uno de los más modernos y curiosos es el calendario revolucionario soviético. La división era 12 meses de 30 días y los cinco días restantes se repartían en el año. En el Antiguo Egipto alababan a los dioses, los del calendario soviético eran dedicados a Lenin, el trabajo y la industria. La parte curiosa de este calendario es que decidieron eliminar el domingo por su relación con la religión. Se estableció un día de descanso cada cinco y se dividió a los trabajadores en grupos (que se denominaban por colores) estableciendo a cada grupo un día libre diferente. Había más días libres por año pero a la vez era muy posible que no coincidiese con el de tus familiares, que podían pertenecer a otro grupo. Esta decisión tenía la intención de mejorar la productividad, pero terminó causando malestar en los habitantes del aglomerado de países soviéticos.
Fue utilizado entre 1929 y 1940 y finalmente por fines prácticos se volvió a la semana de siete días y al calendario tradicional.
El popular calendario gregoriano usa el nacimiento de Jesús como quiebre en la historia. La fecha fue determinada por Dionisio, un erudito de la antigüedad. Anteriormente se contaban los años desde la fundación de Roa, pero Carlomagno decidió modificar esto. Fue promovido por el papa Gregorio XIII, de ahí su nombre.
La cuestión es que Dioniosio le erró a los cálculos. La biblia indica que Jesús nació mientras Herodes I reinaba en Judea, pero si usamos la fecha de Dionisio, Herodes estaría muerto. Obviamente que no hay nada exacto en esto, y se usa como referencia un texto cuestionable como la biblia, pero al parecer sería más preciso decir que el nacimiento de Jesús se produjo antes, unos quince años antes quizás.
Con influencia cristiana o no, este calendario parece asentado para quedarse varios años más contabilizando el tiempo de existencia de la humanidad. Sigue siendo más práctico que un calendario científico, deberíamos estar en el año 15 mil millones y pico.
La próxima vez que te encuentres o encuentres a alguien dándole importancia a años redondos o nuevas décadas acordate que los años no son más que otro invento arbitrario de la humanidad.
Fuente: http://tecnovortex.com/en-que-ano-estamos/
Etiquetas:cultura general
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