martes, 4 de enero de 2011
A veces lo que importa no es ser bueno o ser malo, sino ser justo. Algunas veces para ser justo hay que ser bueno, y otras hay que ser malo.
Cuando nos ponemos a ver una situación de discernimiento, siempre tendemos a inclinar la balanza para un lado más que para otro, por diversos motivos: afinidades, gustos, conocimiento, preferencias, incoherencia, desconocimiento, etc. Y lo más común es trazar una línea divisoria, y ubicarnos de un lado, y una vez ahí creer que ese lado es el mejor, el único, el inigualable, el que tiene la razón, y demás.Pasa, por ejemplo, con la política. Unos estarán del lado del gobierno, otros no. Unos creen que el gobierno nos lleva por el mal camino y lo mejor es apostar a otro partido político, y los del gobierno creen que los otros partidos políticos nos van a llevar por el mal camino y que ellos son los mejores.
Pasa en un partido de fútbol, tenis, básquet... Pasa en los grupos sociales, pasa en la guerra.
Y encima una vez que estamos ubicados en un bando, tratamos de convencer a los demás de sumarse. Pero rara vez nos ponemos en un punto medio y neutral, y tratamos de ver y escuchar las 2 campanas, y analizar todo el contexto y la situación para poder discernir y decidir.
Recuerdo que una vez en tercer o cuarto año del colegio secundario, un preceptor que tenía nos hizo una pregunta: "En una guerra ¿quién es el bueno y quién es el malo?" Y su respuesta fue simple: "depende del lado en el que estemos". Esa respuesta me pareció muy buena, y trato de llevarla siempre a la práctica, ¡porque es cierta!
En una guerra, ambos bandos creen que están en lo correcto, ambos pelean por su patria, sus ideales y sus creencias. Y ambos bandos están seguros y convencidos de que lo que están haciendo es lo correcto. Luego es el tiempo y las personas las que se encargan de juzgar y decidir si realmente alguno fue el bueno o el malo.
Veamos un segundo esta foto:
En resumen, todos vemos rápidamente a un militar fusilando a una persona. Algo realmente cruel, ¿no? Concretamente es el General Nguyen Ngoc Loan, y la foto es una de las dos más famosas de Vietnam, el general fusilando a un prisionero del Vietcong, foto tomada por el fotógrafo Eddie Adams quien ganó el Pulitzer por la misma.
Se nos vienen a la cabeza recuerdos de dictadura, golpes de estado, policías corruptos, gatillo fácil, etc. Y es así que todos nos hemos puesto en el lugar del "pobre" vietnamita. Pero sin embargo en esta foto falta algo: el contexto.
Para resumirlo, el vietcong en cuestión acababa de ser capturado junto a los cuerpos de esposas, niños y soldados compañeros de Loan, unos 34 cadáveres, bajo ese contexto sumado que no tenía uniforme (bajo el tratado de Ginebra se puede fusilar a cualquier combatiente que no tenga uniforme por tratarse de espía y no pelear bajo las reglas de la guerra) y que venía de una gran cantidad de atentados, el general optó por lo que su entrenamiento y obligaciones le exigían: fusilarlo. No significa que esté bien hacerlo, el tipo siguió su formación que le indicaba perfectamente qué hacer en ese caso, matar.
Pero el fotógrafo también "fusiló" al general con esta foto, y con los años fue él mismo quien lo defendió, explicando que el mismo Loan era un excelentísimo general, admirado por sus tropas y por la población civil, un ferviente defensor de la construcción de hospitales debido a la guerra civil. (1)
Ahora ya cambió bastante nuestra visión de la foto, ¿no? Ahora sabemos que existen "reglas de guerra", que el general estaba cumpliendo su misión y actuando en base a su formación. Y su deber era defender sus ideales y su patria y su pueblo, y eso implicaba fusilar a un infiltrado. Tal vez ahora ya no estemos del lado del vietcong, que resultó ser un mentiroso, pero tampoco estamos del lado del general porque no somos asesinos. Pero estamos en el medio, en un punto neutral que nos permite ver todo el contexto, entender la situación, imaginar lo que pensó cada uno en ese momento, y entender por qué cada uno actuó de esa manera, aunque no coincidamos con la acción en sí.
Y eso es lo que hace un juez, que escucha ambas partes, analiza pruebas, relatos, testigos y demás. Para dar su veredicto después de mucho pensar y analizar bien todo.
¿A qué quiero llegar? A eso mismo, como reflexión de hoy antes de irme a dormir y que sirva para todos. Cuando nos toque hacer de jueces, cuando nos toque dar consejos, cuando nos toque decidir, veamos el todo de la cuestión; veamos el contexto y tratemos de entender, antes de sacar conclusiones apresuradas, dar consejos equivocados, tomar decisiones incorrectas, u opinar descontextualizadamente.
(1) La foto y parte del texto vinieron de Fabio.com.ar (http://www.fabio.com.ar/verpost.php?id_noticia=3963)
PD: No etiqueto a todo el mundo, sólo algunos para darle difusión.
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