miércoles, 23 de octubre de 2013


No hay nada más tierno y gracioso que un perro después de mandarse una macana. Ellos saben perfectamente que son culpables y no pueden ocultarlo, se deschavan solitos.

Hace unos días una perra que estaba cuidando se comió parte de mi cena (por un error mío, lo reconozco). Cuando llegué y la miré, me esperaba sentada con carita de "perdón, no pude evitarlo, fue más fuerte que yo". Tendría que haber filmado la reté, jeje.



Les dejo uno más, que se hizo famosísimo: Denver
En este caso sus dueños fueron más vivos, y lucraron de lo lindo. Tienen todo tipo de merchandising del perrito culpable, desde pañuelos, hasta libros de cuentos.

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Filosofando

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